Regresa a tu Casa y cuenta
La comunidad le temía. Su familia lo desconocía. Andaba desnudo y vivía entre los sepulcros. Si usted lo viera por la calle, seguro lo evitaría. Tenía una voz profunda y horriblemente trastornada. Su mirada era diabólica y poseía una fuerza brutal. Nadie quería encontrárselo. Nadie podía tratar con él. Solo uno, Jesús.
Jesús no lo evitó en tierra de los Gadarenos, ni le menospreció por su apariencia, sino lo liberó de una legión de demonios. La transformación del hombre fue radical. La gente ahora lo veía sentado a los pies de Jesús, vestido y en su cabal juicio.
El corazón del hombre gadareno solo le dictaba una forma de gratitud: Seguir al Mesías. Pero Jesús se lo impidió a pesar de sus incesantes ruegos y lo envió a una noble labor: "Vuélvete a tu casa y cuenta cuán grandes cosas ha hecho Dios contigo" (Lc. 8.39). De este episodio narrado en Lucas 8 del 27 al 39 aprendemos:
1. Ve a tu casa. Jesús envía al hombre a ser un testigo eficaz entre quienes le conocían en su vida anterior. Nuestros familiares y amigos deben ser los primeros en notar la obra de Dios en nuestro carácter, actitudes, acciones, palabras, etc.
2. Cuenta lo que Dios ha hecho contigo. Jesús no dijo "Ve y dile a tu familia que venga a la iglesia. Cuéntales que en cada aniversario hay comida". No. El gadareno es enviado a su casa para contar las cosas que Dios ha hecho con él. Cosas grandes, no cosas comunes, sino cambios radicalmente grandes. Sí, invita a tu familia y amigos a la iglesia, pero recuerda que predicar es hablar de la salvación que Cristo ofrece.
3. Cuéntalo por donde quiera que vayas. El hombre salvado por Jesús tenía tanta urgencia por que todos conocieran lo que Dios hizo en su vida que por toda la ciudad fue contando alegremente lo que hizo Jesús en él. Urge que los que nos rodean conozcan a Jesús.
Si amas a tu familia y amigos, no esperes más, ve y cuéntales lo que Jesús ha hecho contigo. Si no lo haces, los que tanto amas podrían ir al infierno.